Se trata de instrumentos financieros de pago que permiten abonar la adquisición de un producto o servicio sin tener que utilizar dinero en metálico. La principal característica de las tarjetas de crédito, y que las diferencia de otras como las de débito o las prepago, es que la cantidad abonada no se retira de forma inmediata del saldo de la cuenta corriente asociada. En lugar de esto, el cargo se realiza más tarde, bien a principios del próximo mes o bien a lo largo de varias mensualidades, como mejor te parezca.
Se trata de un instrumento pensado principalmente para la financiación de las compras. En la modalidad de pago aplazado en varias cuotas, se aplicarán unos intereses acordados previamente como si se tratara de un préstamo. De hecho, se trata de una forma de préstamos denominados líneas de crédito, en los que se dispone de un límite máximo de dinero disponible pero sólo se pagan intereses por la cantidad dispuesta y, conforme se vaya devolviendo, se puede disponer de ese saldo nuevamente para realizar compras.
Aunque las tarjetas de crédito ya son un tipo de tarjeta bancaria, que se diferencia de las de débito y las prepago, también puede dividirse en otras clasificaciones atendiendo a diferentes factores. Por ejemplo, si nos fijamos en la compañía que las emite podemos encontrarnos estos tres grandes grupos:
También podemos clasificar las tarjetas de crédito por otros factores, como si son para clientes particulares o para empresas, o si son emitidas por un banco o por una cadena de tiendas (como Carrefour o el Corte Inglés)